cheesecake light {un año más}

"nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías, será un día perdido"

Charlie Chaplin

eso. otro añito más. ya son treinta y siete. menos mal que aún me dicen "con esa carita" y aunque no fuese así, lo contaría igual. los años están para ser vividos. el año pasado me auto-retaba a no rendirme, no darme nunca por vencida. y en ello estoy. y tratando de vivir más tranquilamente, y de valorar las pequeñas cosas, y de no exigirme tanto, y un largo etcétera. pero me di cuenta que además me faltan sonrisas {y eso que intento sonreír cada día, como nos recomendó Mr. Chaplin}. aún así tengo que tenerlo muy presente, para que no se me olvide. y esa es mi meta para este año. sonreír cada día. la vida no siempre es color de rosa, a veces hay piedrecitas en el camino, otras veces hay "peñones". pero nunca debemos dejar de sonreír, porque junto a esas cosas no tan bonitas siempre habrá algún motivo para ello. y si no, ¡pues lo inventamos! y te invito a sonreír. a no perder días de tu vida.

y bueno, como además de sonreír hay que cuidar este cuerpo que nos han prestado para la vida, si queremos que nos dure; y como es mi cumple y no iba a dejar de tomar un trocito de mi dulce favorito, he decidido lanzarme a "aligerar" mi receta favorita de cheesecake y darme ese capricho. había intentado antes otras fórmulas. esta vez creo que he dado en el clavo; reducir la cantidad de grasas y azúcar de la receta sin comprometer la cremosidad y el sabor, y aportando ligereza al postre. es verdad que en casa, al probar el trocito "fotográfico" han echado de menos la base de galleta, pero está igual de bien sin ella. si eres de los que la prefiere, puedes ponerla, siguiendo la receta original. 

cheesecake light

los ingredientes para un molde de 18-20 cm de diámetro

(todos a temperatura ambiente)

300 gramos de queso fresco cremoso ligero {tipo Philadelphia Light} 25%m.g.

200 gramos de nata líquida para cocinar - 18%m.g.

125 gramos de yogur griego - 8%m.g.

25 gramos de harina de repostería

125 gramos de azúcar

3 huevos

las semillitas de una vaina de vainilla {o una cucharadita de esencia de vainilla}

mermelada de guayaba y maracuyá {para la cobertura}*

*yo he aprovechado una deliciosa mermelada de guayaba y maracuyá que me traje de Las Azores. puedes poner la de tu preferencia, mejor si es un poco ácida.

la preparación
precalentamos el horno a 170ºC. preparamos un molde desmontable. engrasamos el molde, lo desmontamos y colocamos una hoja de papel de horno en el fondo, lo volvemos a montar y engrasamos el papel del fondo. es muy importante poner el papel de horno pues esto hará que la masa no se nos salga del molde. igualmente recomiendo probar previamente {con agua} que el molde no dejará salir la mezcla. en caso de que el molde deje pasar el líquido, deberemos hacer una base de galletas.

ponemos el queso en un bol y lo "rompemos" con unas varillas, haciendo movimientos circulares hasta que esté bastante cremoso. agregamos la nata, el yogur, la harina y el azúcar y mezclamos con las varillas hasta incorporar todo. en un bol pequeño ponemos los huevos. abrimos la vaina de vainilla y retiramos las semillitas con el dorso de un cuchillo y agregamos a los huevos. batimos ligeramente y agregamos a la mezcla de quesos. removemos con las varillas hasta obtener una masa homogénea.

ponemos la mezcla en el molde y llevamos al horno durante 45-55 minutos {cada horno es un mundo, hay que ir vigilando desde los 35 minutos} hasta que los bordes hayan cuajado y empiecen a dorarse, pero que el centro aún esté algo blando. apagamos el horno y dejamos la tarta dentro, con la puerta entreabierta, hasta que enfríe a temperatura ambiente. {la tarta subirá mientras esté en el horno, pero luego volverá a bajar al enfriarse. es normal} tapamos con film y llevamos a la nevera durante al menos 4 horas, mejor toda la noche.

una vez haya enfriado totalmente en la nevera, desmoldamos y colocamos con cuidado en un plato de presentación. cubrimos con un par de cucharadas generosas de mermelada de nuestra elección. ponemos el resto de la mermelada en una salsera para servir más, al gusto de los comensales. si la mermelada está muy espesa la podemos aligerar calentándola con un poquito de agua, pero la dejaremos enfriar por completo antes de ponerla sobre la tarta.  la tarta estará aún más rica al día siguiente. así que hoy la disfrutaremos en todo su esplendor {aunque le falte un cachito}.

¡que tengáis una linda semana!

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